Las unidades formadas por elefantes eran formaciones caras de entrenar y de mantener. No todos los ejércitos podían incluirlos entre sus filas. En muchas...

Las unidades formadas por elefantes eran formaciones caras de entrenar y de mantener. No todos los ejércitos podían incluirlos entre sus filas. En muchas ocasiones se utilizaban para cargar peso cuando no combatían, pero en una batalla, si estaban bien entrenados, tenían un efecto devastador en una carga pisoteando a los enemigos y rompiendo las líneas. Pocas batallas se ganaron en las Antigüedad y en las Guerras Púnicas cuando se enfrentaban contra una sólida formación de elefantes.

En el año 280 a.C. Pirro de Epiro empleó a los elefantes contra la República de Roma, y Aníbal durante la Segunda Guerra Púnica incluso llego a cruzar los Alpes con ellos provocando el pánico entre los romanos. Pero fue en la batalla de Zama (202 a.C.), en la que Publio Cornelio Escipión venció a Aníbal Barca cerca de la capital Cartago y utilizando la táctica de abrir pasillos enormes entre sus filas para que los elefantes buscaran “el camino fácil” para luego ser envueltos y hostigados con lanzas y jabalinas. A pesar de las bajas romanas por dicha carga consiguieron diezmar y hacer huir a los elefantes.

Más tarde, en la batalla de Tapso en el año 46 a.C.Julio César se enfrentó a ellos, pero previamente armó a sus soldados con hachas para herir en las patas a los elefantes, resistieron el ataque y vencieron. Tras esa fecha en Occidente dejó de tener relevancia el uso de estas unidades como formación de combate.

A diferencia de los elefantes africanos (Loxodonta africana) o indios (Elephas maximus), los cartagineses utilizaron en gran parte al elefante de la selva (Loxodonta africana cyclotis), de unos 2-2,5 metros hasta la cruz, mucho menores que aquellos. Por esta razón, no llevaban hombres armados en sus lomos; tan sólo un guía (cornaca), normalmente númida, sentado en el cuello del animal, al que controlaba con una vara, los píes y la voz. Se dice que utilizaron ambos tipos de elefantes.

Eran empleados para cargar con fuerza y desordenar las líneas enemigas. Podían ser colocados en el centro para desordenar las filas de infantería enemiga (como en Bagradas, 255 a.C., o Zama 202 a.C.), o en las alas, para luchar contra la caballería (como en Trebia, 218 a.C.), que además, si no estaba bien entrenada y habituada al olor de los paquidermos, se negaba a luchar contra estos. Tras el caos que creaban, eran secundados por infantería o caballería, respectivamente, aprovechando el desorden en el enemigo.

Constituían un arma en si mismos, pudiendo cornear a los enemigos con los colmillos, pisotearlos, o elevarlos con su trompa. A diferencia de lo que ocurriera en los reinos helenísticos, los elefantes cartagineses carecían por completo de protección, no obstante, la piel de elefantes es muy gruesa (unos 2,5 cm.) lo que los hacía difícil de herir.

Como se ha dicho en muchas ocasiones, constituían un arma de doble filo, puesto que al ser heridos, o morir su guía, podrían volverse incontrolables y cargar contra sus propias filas. Por ello, Asdrúbal Barca, hermano de Aníbal, incorporó para los guías un martillo y un cincel, para matar a los elefantes en estampida atravesando su espina dorsal.

 

 

 

 

 

Unidad de elefantes púnicos

Comparativa de los elefantes cartagineses frente a otras

En ONUS! los elefantes pueden tener un efecto devastador en el enemigo, sobre todo si en retaguardia les sigue la infantería pesada y por los flancos utilizamos a la caballería púnica. Pero ten cuidado con recibir demasiadas bajas, pueden romper su formación y huir, y un elefante asustado no distingue entre enemigos y aliados.

En el juego ONUS! la unidad de elefantes posee muchas habilidades: causa terror, es capaz de embestir, son unidades profesionales (repiten los unos al atacar) y disponen de jabalinas.

 

 

 

 

 

 

 

Carta de Elefantes

Compartir