Os presentamos a algunas de las mejores fuerzas mercenarias, aliados y contingentes independientes que estarán a vuestra disposición en ONUS! Traianus... Mercenarios en el juego ONUS! Traianus

Caja del nuevo juego ONUS! TRAIANUS
“Alfa” lo había ordenado y Theudar, al igual que sus hermanos, obedeció su mandato inapelable. “Alfa”, ese a quien los romanos llamaban Traianus, pero a quien él, en ese preciso instante, solo conocía y concebía como “Alfa”, señor de su manada. Apenas vestido con unos sencillos pantalones y cubierto por una piel de lobo, Theudar atravesaba la brumosa llanura en una vertiginosa carrera de animalescos ademanes, resollando, espada en mano, con sus fríos ojos azules clavados en su presa. Un jinete sármata se le interpuso, pero él, con un ágil ademán, se coló entre las patas del caballo, cuyo vientre rajó limpiamente de un sablazo. Cuando la bestia cayó entre agónicos relinchos, Theudar se irguió de nuevo sin aminorar la velocidad, bañado en sangre y tripas, para caer encima del anonadado sármata a dentelladas, al que remató con una furiosa secuencia de rápidos mandobles.

Los gritos de su víctima no eran los únicos. Salpicado con el entrechocar del acero y el restallido de la carne destrozada, el coro de alaridos de horror se entretejía con los rugidos guturales de otros tantos berserkir y úlfhednar germánicos que, como Theudar, estaban cayendo sobre lo más granado de la caballería pesada de los sármatas roxolanos… en el nombre de Roma. Como parte de la guardia más personal del emperador Traianus, estos singulares mercenarios germánicos, conocidos por sus aterradoras habilidades extáticas, hacía tiempo que servían a su señor por mucho más que la paga y el botín: para ellos Traianus era ya un líder admirado hasta el fanatismo, al que proteger y por cuya vida y gloria valía morir mil veces, pues con él la senda al Valhalla estaría por siempre expedita.

Por él, aquella mañana abrazaron una vez más, el berserskgangr, el éxtasis de batalla, el sangriento regalo de Odín. Theudar continuó su carrera tras su ansiada presa. A su alrededor, sus hermanos también avanzaban sin vacilar. Varios metros a su izquierda Ceadda, el gigantesco berserkr cubierto por una piel de oso, no pudo evitar ser empalado por el contus de un catafractario enemigo. Lo dejó rápidamente atrás, mientras se levantaba, quebraba la lanza que lo atravesaba de parte a parte y, lanzando un rugido antinatural, caía sobre su atónito adversario y su caballo acorazado por igual, despedazándolos con sus hachas. 

La formación de catafractarios sármatas, en la que se habían internado, se deshacía a gran velocidad. En mitad de su carrera, Theudar dio un salto de liebre y, en un abrir y cerrar de ojos, atravesó con una brutal estocada a una jinete enemiga, antes de atisbar, finalmente, el momento perfecto para caer sobre la presa que había escogido desde el principio: un bigotudo noble sármata que, con aires de autoridad, daba órdenes a diestro y siniestro, cetro en mano.


El 
úlfhednar aceleró, totalmente concentrado. Su adversario no tuvo tiempo de reaccionar: cuando quiso darse cuenta rodaba por el suelo, agarrado por lo que le pareció más bien una bestia peluda y furibunda, que amenazaba con desfigurarle a mordiscos. Consiguió zafarse de él con un contundente puñetazo enguantado en hierro y trató de escapar de inmediato, gateando mientras resollaba con los ojos desorbitados, aterrado más allá de la cordura. Segundos después, el sármata sintió que algo le arrastraba por las piernas con fuerza sobrehumana. Desapareció entre unas rocas, gimiendo desesperado, mientras trataba de agarrarse al suelo con uñas y dientes, en vano. Sus chillidos se apagaron entre ruido de golpes y sonidos perturbadores. Instantes después, Theudar emergió de aquel lugar, corriendo de nuevo con rumbo decidido: había atisbado una nueva presa con la que honrar su soldada, a su señor y a sus dioses.

Os presentamos a algunas de las mejores fuerzas mercenarias, aliados y contingentes independientes que estarán a vuestra disposición en ONUS! Traianus, desde aterradores berserkir hasta hábiles jinetes orientales:

  • Longobardos: endurecidos guerreros veteranos de las profundidades de Germania, ansiosos por ganar gloria y reputación en las guerras que sacuden las fronteras romanas.

  • Berserkir: aterradores guerreros germánicos, famosos por su misterioso éxtasis de batalla, dispuestos a servir a cualquiera capaz de pagar el precio de sus estremecedoras hazañas.

  • Bosforanos: soldados del reino del Bósforo cimerio y de las antiguas colonias griegas del Mar Negro, últimas reliquias de las pasadas glorias helénicas.

  • Catafractos armenios: lo mejor de la nobleza del reino de Armenia, una valerosa caballería habituada a desenvolverse con soltura en los abruptos parajes de su tierra natal.
  • Palmirenos: hábiles jinetes de la próspera ciudad mercantil de Palmira, terror de los saqueadores beduinos y de cualquiera que amenace las caravanas que atraviesan sus dominios.

  • Comagenos y oshroenos: poderosos caballeros de las llanuras de la Alta Mesopotamia, tan hábiles con el arco como con la espada.

  • Judíos: guerreros y ex-soldados del desaparecido reino de Judea, maestros de la guerra asimétrica, consagrados a la lucha contra Roma en nombre de su tierra y de su fe.

  • Nabateos: disciplinadas tropas acostumbradas a desplazarse con rapidez por los desiertos y estepas de su reino, guardianes de las rutas comerciales más ricas del Próximo Oriente.

  • Scorpiones: letal artillería ligera, tan capaz de destrozar una formación de la mejor infantería pesada como de ensartar a tres jinetes acorazados de un solo disparo.

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